El alcohol es una droga legal socialmente aceptada y promovida. No es extraño que esta normalización y minimización de su riesgo por parte de la sociedad, dificulte el hecho de tomar conciencia de lo que se esconde detrás.


El alcoholismo es un trastorno mental que puede tener un grave impacto en la salud física, mental y emocional propia y del entorno más cercano. A menudo, cuando la problemática de dependencia con el alcohol se agravia, la persona que sufre la adicción empieza a plantearse parar el consumo.


Cuando se interrumpe la ingesta de alcohol, igual que con otras sustancias psicoactivas, aparece el síndrome de abstinencia. Se trata de un conjunto de reacciones físicas y psicológicas que despiertan un fuerte deseo de retomar el consumo para hacer desaparecer este malestar. A través de este mecanismo, la persona con adicción sigue dentro de un bucle que parece no tener fin.


En el caso del alcohol, algunas de los síntomas que provoca el síndrome de abstinencia leve son escalofríos, temblores, debilidad, náuseas, cefaleas, sudoración, entre otros.


Desgraciadamente, también pueden aparecer reacciones de mayor gravedad como es el caso del delirium tremens. Se trata de una alteración grave del cerebro causada por la interrupción del consumo, habitualmente en personas que tienen un consumo crónico y elevado de alcohol.


El delirium tremens suele iniciarse de 48 a 72h después de parar el consumo y su principal peligro es el riesgo de muerte, especialmente si se trata de un caso grave en el que no se dispone de la atención médica necesaria.
El delirium tremens transcurre por tres fases principales:

  1. Ansiedad, alteraciones del sueño, mareo, inquietud y taquicardia
  2. Intensificación de los síntomas previos junto con fuertes temblores, sudoración profusa y posibles convulsiones
  3. Obnubilación: alteración de la conciencia. Se caracteriza por notable confusión, desorientación pronunciada, alucinaciones y delirios que provocan una fuerte angustia.

En conclusión, debido al riesgo que puede suponer la interrupción del consumo del alcohol sin acompañamiento profesional, se recomienda acudir en un centro especializado. De esta manera, se recibe el apoyo médico y psicológico para hacer frente al síndrome de abstinencia de una forma más segura, facilitando así la continuidad de la abstinencia y la recuperación de la adicción.