La era actual se caracteriza por la omnipresencia de las tecnologías. Sus múltiples beneficios, junto a su componente adictivo, han sido elementos de peso para que acaben formando parte de nuestra sociedad.

Su uso extendido, así como sus múltiples funcionalidades, nos hacen normalizar y minimizar las conductas problemáticas asociadas, las cuales cada vez están más presentes.

Entre los distintos riesgos que suponen los dispositivos digitales encontramos la adicción, en distintos formatos según el tipo de consumo que se tenga. Principalmente, destacamos:

  • Adicción a los videojuegos
  • Adicción al juego (ludopatía)
  • Adicción a las redes sociales
  • Adicción a la pornografía
  • Adicción a las compras

Ante cualquiera de las siguientes señales de alarma, se recomienda solicitar ayuda profesional para evitar un empeoramiento del problema y de sus consecuencias físicas, mentales y emocionales:

  1. Pérdida de control en relación a la conducta problemática y a su inicio, frecuencia, intensidad, duración, finalización y contexto dónde se lleva a cabo.
  2. Aumento de la dedicación ejecutando la conducta o pensando acerca de ella.
  3. Interferencias en la vida cotidiana afectando a los distintos ámbitos en los que participaba (familiar, social, laboral, académico, ocio, económico…)
  4. Continuidad de la conducta a pesar de sus consecuencias negativas