Para poder dejar de consumir a largo plazo hacen falta cambios profundos en tres niveles principales: comportamientos, pensamientos y emociones.

HACER = Conductualidad = Bienestar físico

Como punto de partida del proceso terapéutico de cualquier adicción, el foco se debe ubicar en la conductualidad. Este aspecto hace referencia a los comportamientos que se llevan a cabo.

Debido a la adicción, se produce un impacto negativo en la cotidianidad de la persona, la cual ha integrado maneras de funcionar nocivas pero instauradas como automáticas. En la fase inicial del tratamiento, se construye una nueva manera de hacer que se ajuste a un estilo de vida saludable.

Ejemplos: alimentación sana y consciente, sueño de calidad, ejercicio físico regular, autocuidado, adquisición de responsabilidades, hobbies, etc.

PENSAR = Gestión cognitiva = Bienestar mental

Una vez se ha consolidado una estructura basada en unos hábitos saludables, el siguiente paso es el trabajo cognitivo, es decir, la gestión de los propios pensamientos.

Para conseguir cambios en este nivel, será de gran importancia aprender a poner atención a la actividad mental para identificar patrones y verbalizarlos en un contexto terapéutico donde puedan ser atendidos. Progresivamente, se incorporan nuevas maneras más funcionales de gestionar la propia mente.

Ejemplos: ganas de consumir, creencias limitantes, rumiación, obsesiones, paranoias, diálogo interno destructivo, auto-engaño…

SENTIR = Gestión emocional = Bienestar emocional

Habiendo integrado las bases para el bienestar físico y mental, es momento de incidir en el mundo de las emociones.

En este sentido, se trabaja para fomentar el auto-conocimiento, la auto-regulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales.

Ejemplos: culpabilidad por hechos pasados, dificultad para gestionar el miedo o la tristeza, comportamientos destructivos movidos por la rabia, ocultamiento de la vulnerabilidad…

Integridad

La conductualidad, la gestión cognitiva y la gestión emocional no tendrían que ser tres pilares independientes. El objetivo para una buena salud mental se basa en que el HACER vaya alineado con el SENTIR y el PENSAR.