El tratamiento de la adicción implica transitar por distintas fases acordes con los objetivos terapéuticos de cada momento. Dejar de consumir va más allá de finalizar la ingesta de la sustancia adictiva (alcohol, marihuana, cocaína, etc.) o de parar con la conducta problemática (juego, sexo, nuevas tecnologías, etc.). La adicción es un trastorno mental crónico que requiere un apoyo profesional especializado con el fin de recibir la cobertura terapéutica necesaria para cada reto que surge dentro del proceso de recuperación.
Las fases que componen el tratamiento son:
- Asesoramiento terapéutico
- Desintoxicación y adaptación
- Deshabituación y cambio de hábitos
- Rehabilitación
- Reinserción y seguimiento
En el presente post, nos centraremos en la cuarta fase: la rehabilitación. Se puede acceder al contenido del resto de fases en otros posts de nuestro blog.
En este estadio, el objetivo consiste en la recuperación de comportamientos tanto individuales como en sociedad.
Llegados a esta fase, el/la paciente ha logrado con éxito la abstinencia continuada y ha aprendido estrategias para hacer frente a situaciones de riesgo. Con esta base consolidada, es el momento de proceder a seguir incorporando conductas acordes con el nuevo estilo de vida, así como prevenir una posible recaída.
A lo largo de este período, se incluirán los siguientes aspectos:
- Incorporación de comportamientos saludables para vivir de forma satisfactoria sin consumo.
- Entrenamiento de habilidades diversas para hacer frente a los desafíos de la cotidianidad: habilidades sociales, resolución de conflictos, gestión del estrés, inteligencia emocional, etc.
- Prevención de recaídas identificando los riesgos, haciendo uso de los recursos adquiridos y llevando a cabo los reajustes oportunos para lograr mantener la abstinencia.
- Trabajo con la sintomatología adyacente: habiendo minimizado la latencia del trastorno adictivo, será importante poder valorar la evolución de los síntomas comórbidos que se presentaban al principio y tratarlos en caso de que se mantengan. Por ejemplo, podría ser el caso de personas que más allá de la adicción también presentaban rasgos depresivos, ansiosos, obsesivos, disfunciones sexuales, problemas atencionales, etc.
Lograda esta penúltima fase de tratamiento, el/la paciente ha podido entrenar y consolidar conductas y herramientas para hacer frente al día a día de una forma cada vez más segura. Sólo faltará poder llevarlo a la práctica con el apoyo profesional, tal y como se plantea en el último estadio del proceso de recuperación de la adicción.