
El síndrome de abstinencia, conocido popularmente como “mono”, es lo que sucede cuando una persona interrumpe o reduce el consumo prolongado y abundante de una sustancia psicoactiva o conducta adictiva. Los síntomas que aparecen generan en la persona un fuerte malestar que facilita la reanudación del consumo para evitarlos o aligerarlos.
En el periodo inicial de tratamiento es de gran importancia ayudar al paciente con recursos eficaces a hacer frente al síndrome de abstinencia para conseguir afrontarlo con el menor malestar, evitando una posible recaída. Generalmente, la persona ya ha intentado sin éxito conseguirlo pero al no tener las herramientas necesarias, el consumo ha vuelto a aparecer. Así pues, la persona aprende a que no es capaz de salir de este espiral y tiene miedo a revivir esta sintomatología, motivo por el cual el consumo se mantiene y los periodos de abstinencia cada vez son más breves.
El síndrome de abstinencia suele variar según el tóxico.
En el consumo de alcohol, puede aparecer sudoración, aceleración cardíaca, temblores, insomnio, náuseas, alucinaciones, agitación, entre otros.
Con el consumo de cannabis, es frecuente que se manifieste irritabilidad, rabia, agresividad, nerviosismo, ansiedad, insomnio, pérdida del hambre o del peso, estado de ánimo deprimido y síntomas físicos (dolor abdominal, temblores, sudoración, fiebre, dolor de cabeza…)
Cuando se trata de opiáceos, como la metadona o la morfina, pueden aparecer vómitos, dolores musculares, lagrimeo, secreción nasal, sudoración, diarrea, fiebre, insomnio, etc.
Con el consumo de ansiolíticos sedantes-hipnóticos, como diazepam, lorazepam o buspirona, surge a menudo ansiedad, insomnio, temblores, agitación, sudoración, vómitos, aceleración cardíaca, alucinaciones, etc.
Durante el periodo de abstinencia de estimulantes como la cocaína y las anfetaminas, aparecen frecuentemente síntomas como fatiga, sueños vívidos y desagradables, insomnio o hipersomnia, aumento del hambre, retraso psicomotor o agitación.
En las adicciones comportamentales, como la ludopatía o la adicción al sexo, aparece también una sintomatología que acentúa el malestar de la persona, en especial a nivel psicológico, para que vuelva a llevar a cabo la conducta.
Esta sintomatología puede variar en función de cada persona y se ve alterada en caso de que haya policonsumo, es decir, que se consuma más de un tóxico como suele ser frecuente. Además, hay casos en que la persona que consume, alterna diferentes tóxicos para paliar los efectos del consumo o de la abstinencia de uno de ellos, agraviando la problemática.
Desde UPHILL Centro de Asesoramiento Terapéutico damos una atención personalizada que ayuda al paciente a realizar un proceso de desintoxicación que minimice el malestar que produce esta primera etapa sin consumo. Superar el síndrome de abstinencia es el primer paso para dejar atrás la adicción. Pedir ayuda profesional para hacerle frente facilita la vivencia de este inicio de cambio.
Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) (5.ª ed.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.